En esta guerra de clases
declarada, manifestada, conducida y ejecutada de forma violenta por la clase
minoritaria dominante hasta hace poco tiempo y que se ve a sí misma como pierde
sus privilegios sobre la mayoría del pueblo pobre trabajador.
El uso del acaparamiento como método de
incidir negativamente en el diario vivir, para crear un sentimiento de disgusto
ante la escasez dirigida y crear artificialmente las condiciones para
desestabilizar al gobierno legítimo de la República Bolivariana de Venezuela ha
fracasado.
Forma parte de la guerra psicológica
aplicada como arma de un conjunto y no en específico como guerra económica, en
articulación con los medios de comunicación de masas en constantes operaciones
de contra información, desinformación y tergiversación propagandística
contrarrevolucionaria, con mayoritaria presencia en el espectro de los medios
de comunicación masiva. A esto se le aúnan golpes de mano, emboscadas, bloqueos
y barreras, asaltos incendiarios, uso de francotiradores, asesinatos de personalidades,
entre otros.
Es un plan muy sofisticado para controlar y explotar nuestros recursos estratégicos
por parte de conglomerados financieros e industriales que controlan la economía
capitalista en decadencia en alianza estratégica con la minoría burguesa y oligarca traidora a
la patria de Bolívar.
Pero no contaban con la profunda
dignidad y disciplinada respuesta del pueblo Chavista, unido a su gobierno Bolivariano.
Millones de ojos y oídos, junto con la severidad de la justicia es la fórmula. Con
la aplicación de la constitución, leyes y normas de forma severa, con un
estructural respeto por los derechos humanos.
No lograron sus objetivos y han sido
derrotados, aunque continúan ataques puntuales a líneas de suministros y
ataques a personalidades de forma selectiva. Con la utilización de elementos de
la delincuencia común para encubrir intenciones subversivas fascistas con
método paramilitar.
“Paciencia y más paciencia,
constancia y más constancia, trabajo, trabajo y más trabajo para hacer la
patria” nos ordenó el Libertador, “Unidad, lucha, batalla y victoria” nos pidió
mi comandante.
El disgusto es grande, no es
fácil mantener la serenidad ante la injusticia y la crueldad homicida de estos
hechos. Seguridad de estado ya tiene resultados y continúa la aplicación de la
justicia de forma contundente. Cuantos más hechos terroristas se han prevenido
y abortado por disuasión y un empleo quirúrgico de la fuerza proporcionada.
Cincuenta y ocho detenidos con nacionalidad extranjera involucrados en
diferentes guarimbas terroristas no les dicen nada?
Seamos leales al legado Bolivariano
y Chavista. Con Maduro en la aplicación de los principios de la guerra popular
prolongada. Emulemos ejemplos y realizaciones liberemos nuestra patria.
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